Diario de Tenerife - Wednesday, April 24, 1895

No puede [...] un periódico sin que la vista [...] con el nombre de Oscar Wilde.

Produce nauseas la lectura de los deatlles del proceso del escritor británico, á quien, de no haberlo evitado el [...] de este escandalo, es probable que le [...] nombrado la reina Victoria poeta nacional, cargo vacante por fallecimiento del gran poeta inglès Alfredo Tennyson.

¿Tendran razón los franceses cunado hablar de la immoralidad de la Gran Bretaña, done, según dicen, «victo tapado, mitad perdonado»? ¿Será un heco aislado el de Wilde, ó constituirá el autor de «Mari ideal» el eslabón de una cadena que no se sabe donde empieza ni donde termina?

En los circulos literarios se comentan los telegramas de Lóndres; se habla de la energia del tribunal, que ha negado la excarcelación de Wilde, aunque se le ofrecía la respetable caución de 50.000 libras esterinas, y se compadece ó se desprecia al acusado. Es este conocidísimo aqui. Vino á Paris hace años: cuando el renacimiento naturalista manchaba pornográficamente las bellas artes y sobre todo la literatura; en esa aurora del simbolismo decadente, que viene á ser una impotencia simbolica; puesto no sé porqué bajo la invocación de Bodelaire, que fué un poeta trasparente y claro como el aqua; en ese tiempo en que muchos poetas franceses no podían embarcarse para Citerea sin hacer escala en Lesbos...; y Wilde, el vate inglés, el temperamento desquiciado y torcido, que abandonó á Glicerio por Batilo, obtuvo en Paris una acogida entusiasta.

Tan entusiasta, que encantado Wilde repitió lu visita muchas veces; y hace poco tiempo, cuando la censura de Lóndres le denego auto rizución para representar su drama «Salome» Oscar amehazó con naturalizarse francés.

— ¡Valiente ciudadarno nos hemos perdido!— exclaman hoy algunos diarios parisionscs: y come les duelen las frecuentes y no muy encubiertas censuras quelos ingleses dirigen á Francia por la «inmoralidad de sus costumbres», ahora le cantan las cuerenta á la púdica Albión, le recuerdan lo de la «Pall Mall Gazette», y recortan de los periódicos londonenses algunas noticias edificantes, como oor ejemplo, la de la prisión de un Mr. Coffin, médico afamado de West End, uno de los barrios más populusos de Lóndres, acusado del robo de un chelin y tres peniques al portero del «Club del Principe de Gales» y del escamoteo a varios socios de infinidad de fosforeras, petacas, carteras, etc., hallads todas en el domicilio del rata.

ANTONIO DE LA VEGA.

El Guadalete - Thursday, April 18, 1895

No puede [...]se, un periódico sin que la vista tropieca con el nombre de Oscar Wilde. Produce nauseas la lectura de los detalles del proceso del escritor británico, á quien de no haberlo evitado el cieno de este escándalo, es probable que le habiera nombrado la reine Victoria poeta nacional, cargo vacante por fallecimiento del gran poeta inglés Alfredo Tennyson. ¿Tendran razón los franceses cuando hablan de la inmoralidad de la Gran Bretaña, donde segun dicen, «vicio tapado, mitad perdona do»? ¿Sera un hecho aislado el de Wilde, ó constituirá el autor de «Mari ideal» el estabón de una cadena que no se sabe donde empiezq ni donde termina?

En los circulos literarios se comentan los telgramas Londres: se habla de la energia del tribunal, que ha negado la ex carcelación de Wilde, aunque se le ofrecia la respetable caución de 50 000 libras esterlinas, y se compadece ó se desprecia al acusado. Es éste conocidísimo aqui. Vino á Paris hace años; cuando el renacimiento naturalista manchaba pornográficamente las bellas artes y sobre todo la literatura; en esa aurora del simbolismo decadente, que viene á ser una impotencia simbolica; puesto no sé porqué bajo la invocación de Bodelaire, que fué un poeta trasparente y claro como el aqua; en ese tiempo en que muchos poetas franceses no podían embarcarse para Citerea sin hacer escala en Lesbos...; y Wilde, el vate inglés, el temperamento desquiciado y torcido, que abandonó á Glicerio por Batilo, obtuvo en Paris una acogida entusiasta. Tan entusiasta, que encantado Wilde repitió lu visita muchas veces; y hace poco tiempo, cuando la censura de Londres le denegó auto rizución para representar su drama «Salome» Oscar amenazó con naturalizarse francés.— ¡Valiente ciudadarno nos hemos perdido!— exclaman hoy algunos diarios parisionscs: y come les duelen las frecuentes y no muy encubiertas censuras quelos ingleses dirigen á Francia por la «inmoralidad de sus costumbres», ahora le cantan las cuerenta á la púdica Albión, le recuerdan lo de la «Pall Mall Gazette», y recortan de los periódicos londonenses algunas noticias edificantes, como por ejemplo, la de la prisión de un Mr. Coffin, médico afamado de West End, uno de los barrios más populusos de Lóndres, acusado del robo de un chelin y tres peniques al portero del «Club del Principe de Gales» y del escamoteo á varios socios de una infinidad de fosforeras, petacas, carteras, &. halladas todas en el domicilio del rata.

ANTONIO DE LA VEGA.

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