El Imparcial - Saturday, May 25, 1895

El marqués de Queensberry continúa implacable en su campaña contra sus hijos y contra el grande amigo de éstos, Oscar Wilde.

Uno de los incidentes de esta campaña se desarrolló el martes pasado coram populo en una de las calles más concurridas y más aristocráticas de Londres, en Piccadilly.

El marqués salía del tribunal de Old Bailey de ver condenar á Taylor, uno de los principales cómplices de Oscar Wilde, é iba frotándose de gozo las manos, cuando se encuentra cara á cara con su hijo mayor, lord Douglas of Hawick.

Verse padre é hijo y agarrarse fué una misma cosa.

Lord Douglas fué el primero en acometer, y de una trompada derribó el reluciente sombrero de copa del autor de sus días y de sus noches. El marqués de Queensberry se acordó entonces de su reputación de pugilista y da que es autor de unas regias de boxeo, famosas en todo el mundo inglés, y se dedicó á practicarlas en la cabeza de su hijo.

Casi instantáneamente se formó en torno de los dos aristociáticos luchadores un corro que aplaudía con entusiasmo la soberana paliza que con todas las reglas del arte el viejo estaba propinando á su vastago. Este, aunque quería devolver golpe por golpe, era inferior en habilidad á su padre.

Un soberbio black eye administrado á lord Douglas puso término al combate. El black eye (ojo negro) es un trompazo recibido en un ojo y que en pocas horas nace pasar á éste y á su vecindad por todos los colores del prisma. Los periódicos de Londres, al dar cuenta del suceso, no han dicho que lord Donólas resultara con un black eye, cosa vulgarísima impropia de aristócratas: escribieron muy grracisamenta que el hijo del marqués habla sufrido «la descoloración de un ojo».

La policía llegó algo tardo, como de costumbre, lo mismo en Londres que en Madrid. Pero no tan tarde que dejase de prender al marqués y á lord Douglas. Fueron ambos á la prevención, acompañados de varios amigos y escoltados por una gran muchedumbre. Como no se trataba más que de un escándalo público, el jefe de la prevención los dejó en libertad, previa fianza, y quedando sujetos á comparecer el día siguiente ante el tribunal de policía.

Lord Douglas escapó por una puerta trasera de la prevención, teiniendo manifestacione hostiles de la muchedumbre. En cambio su padre, el marqués, salió muy arrogante por la puerta principal y le obsequìaron con una salva de aplausos.

Mist.

(Por telégrafo)

PARÍS 23.-Los periódicos ingleses refleren que el marqués de Queensberry y su hijo mayor lord Douglas de Hawick, que no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas, que figuró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los tribunales de policía, acusados ambos de escándalos en la vía pública.

El hijo llevaba en el rostro algunas señales de la cólera paterna.

El marqués confesó que abofeteó á su hijo, obrando en legítima defensa.

El abogado del hijo presentó varias cartas del marqués, en las cuales ésto dirigía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

Lord Douglas se habia limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas, pero el marqués, por toda respuesta, se habia dirigido á casa de su hijo provocando un escándalo.

El marqués contestó que sus cartas no eran contrarias á la decencia, y que si fué á casa de su hijo, lo hizo para averiguar si era verdad que vivía en compañía de Oscar Wilde.

Fabra.

El País - Saturday, May 25, 1895

Paris 23.- Los periódicos ingleses refieren que el Marqués de Queensbury y su hijo menor lord Douglas de Harvik, que no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas, que figuró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los tribunales de policía, acusados ambos de escándalos en la vía pública.

El hijo lievaba en el rostro algunas señales de la cólera paterna.

El Marqués confesó que abofeteó á su hijo obrando en legítima defensa.

El Abogado del hijo presentó varias cartas del Marqués, en las cuales éste dirigía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

Lord Douglas se había limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas, pero el Marqués, por toda respuesta, se había dirigido á casa de su hijo, provocando un escándalo.

El Marqués contestó que sus cartas no eran contrarias á la decencia, y que si fué á casa de su hijo lo hizo para averiguar si era verdad que vivía en compañía do Oscar Wilde.

Highlighted DifferencesNot significantly similar