El mundo al día
LOS ESCÁNDALOS DE LONDRES

El marqués de Queensberry continúa implacable en su campaña contra sus hijos y contra el grande amigo de éstos, Oscar Wilde.

El marqués de Queensberry continúa implacable en su campaña contra sus hijos y contra el grande amigo de éstos. Oscar Wilde.

Uno de los incidentes de esta campaña se desarrolló el martes pasado coram populo en una de las calles más concurridas y más aristocráticas de Londres, en Piccadilly.

Uno de los incidentes de esta campaña se desarrolló el martes pasado coram populo en una de las calles más concurridas y más aristocráticas de Londres, en Piccadilly.

El marqués salía del tribunal de Old Bailey de ver condenar á Taylor, uno de los principales cómplices de Oscar Wilde, é iba frotándose de gozo las manos, cuando se encuentra cara á cara con su hijo mayor, lord Douglas of Hawick.

El marqués salia del tribunal del Old Bailey de ver coodenar á Taylor, uno de los principales cómplices de Oscar Wilde, é iba frotándose de gozo las manos, cuando se encuentra cara aàcara con su hijo mayor, lord Douglas of Hawick.

Verse padre é hijo y agarrarse fué una misma cosa.

Lord Douglas fué el primero en acometer, y de una trompada derribó el reluciente sombrero de copa del autor de sus días y de sus noches. El marqués de Queensberry se acordó entonces de su reputación de pugilista y da que es autor de unas regias de boxeo, famosas en todo el mundo inglés, y se dedicó á practicarlas en la cabeza de su hijo.

Lord Douglas fué el primero en acometer, y de una trompada derribó el reluciente sombrero de copa del autor de sus dias y de sus noches. El marqués de Queensberry se acordó entonces de su reputación de pugilista y de que es autor de unas reglas de boxeo, famosas en todo el mundo inglés, y se dedicó á practicarlas en la cabeza de su hijo.

Casi instantáneamente se formó en torno de los dos aristociáticos luchadores un corro que aplaudía con entusiasmo la soberana paliza que con todas las reglas del arte el viejo estaba propinando á su vastago. Este, aunque quería devolver golpe por golpe, era inferior en habilidad á su padre.

Casi instantaneamente se formó en torno de los dos aristocráticos luchadores un corro que aplaudía con entusiasmo la soberana paliza que con todas las reglas del arte el viejo estaba propinando á su vastágo. Este, aunque queria devolver golpe per golpe, era inferior en habilidad a su padre.

Un soberbio black eye administrado á lord Douglas puso término al combate. El black eye (ojo negro) es un trompazo recibido en un ojo y que en pocas horas nace pasar á éste y á su vecindad por todos los colores del prisma. Los periódicos de Londres, al dar cuenta del suceso, no han dicho que lord Donólas resultara con un black eye, cosa vulgarísima impropia de aristócratas: escribieron muy grracisamenta que el hijo del marqués habla sufrido «la descoloración de un ojo».

Un soberbío black eye administrado lord Douglas puso término al combate. El black eye (ojo negro) es un trompazo recibido en un ojo y que en pocas horas hace pasar á éste y á su vecíndad por todos los colores del prisma. Los periódicos de Londres, al dar cuenta del suceso, no han dicho que lord Douglas resultara con un black eye, cosa vulgarisima impropia de aristócratas: escribieron muy graciosamente que el hijo del marqués había sufrido «la descoloración de un ojo».

La policía llegó algo tardo, como de costumbre, lo mismo en Londres que en Madrid. Pero no tan tarde que dejase de prender al marqués y á lord Douglas. Fueron ambos á la prevención, acompañados de varios amigos y escoltados por una gran muchedumbre. Como no se trataba más que de un escándalo público, el jefe de la prevención los dejó en libertad, previa fianza, y quedando sujetos á comparecer el día siguiente ante el tribunal de policía.

La policía llegó algo tarde, como de costumbre, lo mismo en Londres que en Madrid. Pero no tan tarde que dejase de prender al marqués y á lord Douglas. Fueron ambos á la prevención, acompañados de varios amigos y escoltados por una gran muchedumbre. Como no se trataba mas que de un escándalo público, el jefe de la prevención los dejò en libertad, previa fianza, y quedando sujetos á comparecer el día siguiente ante el tribunal de policía.

Lord Douglas escapó por una puerta trasera de la prevención, teiniendo manifestacione hostiles de la muchedumbre. En cambio su padre, el marqués, salió muy arrogante por la puerta principal y le obsequìaron con una salva de aplausos.

Lord Douglas escapo por una puerta trasera de la prevención, temiendo manifestaciones hostiles de la muchedumbre. En cambio su padre, el marqués salió muy arrogante por la puerta principal y le obsequiaron con una salva de aplausos.

Mist.

(Por telégrafo)

PARÍS 23.-Los periódicos ingleses refleren que el marqués de Queensberry y su hijo mayor lord Douglas de Hawick, que no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas, que figuró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los tribunales de policía, acusados ambos de escándalos en la vía pública.

Paris 23.- Los periódicos ingleses refieren que el Marqués de Queensbury y su hijo menor lord Douglas de Harvik, que no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas, que figuró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los tribunales de policía, acusados ambos de escándalos en la vía pública.

Paris 23. - Los periódicos ingleses refieren que el marqués de Queensbury y su hijo menor lord Douglas de Harvik, que no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas, que figuró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los tribunales de policía, acusados ambos de escándalos en la via pública.

Paris 23.- Los periódicos ingleses refieren que el Marqués de Queensbury y su hijo menor lord Douglas de Harvik, que no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas, que figuró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los tribunales de policía, acusados ambos de escándalos en la vía pública.

PARÍS 23.-Los periódicos ingleses refleren que el marqués de Queensbury y su hijo mayor, lord Douglas de Harvik, á quien no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas, que figuró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los Tribunales de Policía, acusados ambos de escándalos en lajvía pública.

Paris 23.- Los periódicos ingleses refieren que el marqués de Queensbury y su hijo menor lord Douglas de Narvik, que no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas, que figuró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los tribunales de policía acusados ambos de escándalos en la vía pública.

Paris 23. - Los periódicos ingleses refleren que el marqués de Queensbury y su hijo menor lord Douglas de Harvik, á quien no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas, que figuró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los tribunales de policía, acusados ambos de escándalos en la vía publica.

Los periódicos ingleses refieren que el Marqués de Queensbury y su hijo mayor lord Douglas de Harwik, que no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas que figuró en el proceso Wilde comparecieron ante uno de los tribunales de policía acusados ambos de escándalos en la via pública.

Los periódicos ingleses refieren que el marqués de Queensbury y su hijo menor lord Douglas de Harvik, que no hay que confundir con su hermano lord Alfredo Douglas que fignró en el proceso Wilde, comparecieron ante uno de los tribunales de policía, acusados ambos de escándalos en la vía pública.

El hijo llevaba en el rostro algunas señales de la cólera paterna.

El hijo llevaba en el rostro algunas señales de la cólera paterna.

El hijo lievaba en el rostro algunas señales de la cólera paterna.

El hijo lievaba en el rostro algunas señales de la cólera paterna.

El hijo llevaba en el rostro algunas señales da la cólera paterna.

El hijo llevaba en el rostro algunas señales da la cólera paterna.

El hijo lievaba en el rostro algunas señales de la cólera paterna.

El hijo llevaba en el restro algunas señales de la cólera paterna.

El hijo llevaba en el rostro alguuas señales de la cólera paterna.

El marqués confesó que abofeteó á su hijo, obrando en legítima defensa.

El marqués confesó que abofeteó á su hijo obrando en legítima defensa.

El marqués confesó que abofeteó á su hijo obrando en legítima defensa.

El marqués confesó que abofeteó á su hijo, obrando en legítima defensa.

El marqués confesó que abofeteó á su hijo obrando en legitima defensa.

El marqués confeso que abofeteó á su hijo, obrando en legítima defensa.

El Marqués confesó que abofeteó á su hijo obrando en legítima defensa.

El marqués confesó que abofeteó á su hijo obrando en legítima defensa.

El Marqués confesó que abofeteó á su hijo obrando en legítima defensa.

El abogado del hijo presentó varias cartas del marqués, en las cuales ésto dirigía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

El abogado del hijo presentó varias cartas del Marqués, en las cuales éste dirigía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

El abogado del hijo presentó varias cartas del Marqués, en las cuales éste dirigía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

El abogado del hijo presentó varias cartas del marqués en las cuales este dirigía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

El abogado del hijo presentó varias cartas del marqués, en las cuales éste dirigía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

El abogado del hijo presento varias cartas del marqués, en las cuales éste dirigia terribles acusaciones contra sus dos hijos.

El Abogado del hijo presentó varias cartas del Marqués, en las cuales éste dirigía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

El abogado del hijo preséntó varias cartas del marqués, en las cuales éste dirigía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

El abogado del hijo presentó varias cartas del Marqués en las cuales éste dirijía terribles acusaciones contra sus dos hijos.

Lord Douglas se habia limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas, pero el marqués, por toda respuesta, se habia dirigido á casa de su hijo provocando un escándalo.

Lord Douglas se había limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas, pero el Marqués, por toda respuesta, se había dirigido á casa de su hijo, provocando un escándalo.

Lord Douglas se había limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas, pero el Marqués, por toda respuesta, se había dirigido á casa de su hijo, provocando un escándalo.

Lord Douglas se habia limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas; pero el marqués, por toda respuesta, se habia dirigido á casa de su hijo, provocandó un escándalo.

Lord Douglas se había limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas; pero el marqués, por toda respuesta, se había dirigido á casa de su hijo, provocando un escándalo.

Lord Douglas se había limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas, pero el Marqués, por toda respuesta, se había dirigido á casa de su hijo, provocando un escándalo.

Lord Douglas se había limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas, pero el marqués, por toda respuesta, se había dirigido á casa de su hijo, provocando un escándalo.

Lord Douglas se habia limitado á suplicar á su padre que tenuncíase á esta clase de epístolas; pero el marqués por toda respuesta se había dirigido á casa de su hijo provocando un escándalo.

Lord Douglas se había limitado á suplicar á su padre que renunciase á esta clase de epístolas, pero el Marqués por toda respuesta se habia dirijido á casa de su hijo provocando un escándalo.

El marqués contestó que sus cartas no eran contrarias á la decencia, y que si fué á casa de su hijo, lo hizo para averiguar si era verdad que vivía en compañía de Oscar Wilde.

El Marqués contestó que sus cartas no eran contrarias á la decencia y que si fué á casa de su hijo lo hizo para averiguar si era verdad que vivia en compañia de Oscar Wilde.

El marqués contestó que sus cartas no eran contrarias à la decencia, y que si fuó á casa de su hijo, lo hizo para averiguar si era verdad que vivia en compañía de Oscar Wilde.

El marqués contestó que sus cartas no eran contrarias à la decencia, y que si fné á casa de su hijo, lo hizo para averiguar si era verdad que vivia en compañía de Oscar Wilde.

El marqués contestó que sus cartas no eran contrarias á la docencia, y que si fué á casa de su hijo, lo hizo para averiguar si era verdad que vivía en compañía de Oscar Wilde.

El Marqués contestó que sus cartas no eran contrarias á la decencia, y que si fué á casa de su hijo lo hizo para averiguar si era verdad que vivía en compañía do Oscar Wilde.

El marqués contestó que sus cartas no eran contrarias á la decencia, y que si fué á casa de su hijo, lo hizo para averiguar si era verdad que vivía en compañía de Oscar Wilde. -Fabra.

El marqués contestó que sus cartas no eran contrarias á la decencia, y que si fué ,á casa de su hijo, lo hizo para averiguar si era verdad que vivía en compañia de Oscar Wilde. -Fabra.

El marqués contestó que sus cartas no eran contrarias á la decencia, y que si fué á casa de su hijo lo hizo para averiguar si era verdad que vivía en oompañia de Oscar Wilde. - FABRA.

Fabra.

the world up to date
THE LONDON SCANDALS

The Marquess of Queensberry continues relentlessly in his campaign against his sons and their great friend, Oscar Wilde.

One of the incidents of this campaign took place last Tuesday coram populo in one of the busiest and most aristocratic streets in London, in Piccadilly.

The Marquis was leaving the court of the Old Bailey to see the conviction of Taylor, one of the main accomplices of Oscar Wilde, and was rubbing his hands with joy, when he finds himself face to face with his eldest son, Lord Douglas of Hawick.

Seeing father and son and clinging was the same thing.

Lord Douglas was the first to attack, and with a blow he knocked over the gleaming top hat of the author of his days and nights. The Marquess of Queensberry then remembered his reputation as a pugilist and given that he is the author of some boxing rules, famous throughout the English world, and dedicated himself to practicing them on his son's head.

Almost instantly, a crowd formed around the two aristocratic wrestlers that enthusiastically applauded the sovereign beating that the old man was inflicting on his offspring with all the rules of the art. The latter, although he wanted to return blow for blow, was inferior in skill to his father.

A superb black eye administered to Lord Douglas put an end to the combat. The black eye (black eye) is a blow received in one eye and that in a few hours is born to pass to it and its neighborhood through all the colors of the prism. The London newspapers, reporting the event, did not say that Lord Donólas had a black eye, a most vulgar thing unbecoming of aristocrats: they wrote very graciously that the Marquis's son had suffered "the discoloration of one eye."

The police arrived somewhat late, as usual, the same in London as in Madrid. But not so late that he failed to apprehend the Marquis and Lord Douglas. They both went to the prevention, accompanied by several friends and escorted by a large crowd. As it was nothing more than a public scandal, the chief of prevention released them, after bail, and they were subject to appearing the following day before the police court.

Lord Douglas escaped through a back door from the prevention, meeting with hostile demonstrations from the crowd. Instead, his father, the Marquis, strutted out the front door and was greeted with a round of applause.

mist.

(by telegraph)

PARIS 23.-The English newspapers report that the Marquis of Queensberry and his eldest son Lord Douglas of Hawick, not to be confused with his brother Lord Alfredo Douglas, who figured in the Wilde trial, appeared before one of the police courts, both accused of scandals on public roads.

The son bore some signs of his father's anger on his face.

The Marquis confessed that he had slapped his son, acting in legitimate defense.

The son's lawyer presented several letters from the Marquis, in which he directed terrible accusations against his two sons.

Lord Douglas had confined himself to beseeching his father to renounce this class of epistles, but the Marquis, in response, had gone to his son's house causing a scandal.

The Marquis replied that his letters were not contrary to decency, and that if he went to his son's house, he did so to find out if it was true that he lived in the company of Oscar Wilde.

Fabra.